Caso aparte son las "cacas" de los perros, que invaden casi toda la senda cada 10 o 15 metros nos podremos encontrar con alguna. La culpa no es de los animales, son sus dueños los auténticos guarros e incívicos.
Aparte de estos problemas que esperemos sean solventados lo más pronto posible por la delegación de parques y jardines, es relajador darse un paseo por esta senda y ver que, junto a los bloques de hormigón, todavía se puede respirar y disfrutar de patos, tortugas y otros animales.


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